Clases de cerveza: la guía definitiva
Los clases de cerveza que escojas para servir en tu local terminarán marcando la personalidad del mismo. Por esta razón, es importante que conozcas las características de cada una de ellas para lograr que cualquier cliente encuentre siempre el estilo de cerveza que está buscando.
Es importante aclarar que existe una larga lista de diferentes tipos de cerveza, pero las podemos clasificar teniendo en cuenta su color, fermentación y grano. En Supercash podrás encontrar una gran variedad de cervezas para tu local.
Clases de cerveza según su fermentación
El proceso de fermentación de la cerveza es uno de los más importantes, porque durante el mismo se desarrolla su sabor y su punto de amargor. Para que este no se vea alterado es importante conocer la temperatura adecuada para servir la cerveza. Las siguientes opciones pueden ser muy recomendables para ofrecer una amplia gama de sabores y opciones.
Fermentación alta o Ale
Este tipo de fermentación dura un máximo de cuatro días y se realiza a 25 ºC. Posteriormente, dependiendo del fabricante, se puede dejar madurar algunas semanas a 16 ºC, o bien introducirla en barricas para ganar en sabor.
Este tipo de fermentación marca a una de las dos grandes familias de la cerveza. Como ejemplo podríamos citar las belgas Leffe o Duvel, las inglesas Newcastle Brown Ale o las IPA o Indian Pale Ale. Estas últimas tienen ya su versión española gracias a fabricantes como Cruzcampo o Mahou.
Fermentación baja o Lager
Estas cervezas se inventaron a mediados del siglo XIX. Fermentan gracias a una levadura que se mantiene a 0 ºC. El periodo de fermentación es de tres semanas a seis meses dependiendo del sabor que se quiera conseguir. Por lo general, son de alto consumo aquellas más ligeras como Heineken, Dos Equis o Budweiser que fermentan de este modo.
Fermentación espontánea o Lambic
Todas las cervezas se conseguían con este tipo de fermentación antes de la llegada de Pasteur a mediados del siglo XIX. El científico permitió controlar el tiempo de fermentación y hacerlo más corto. Sin embargo, en Bélgica se sigue apostando por esta forma de crear cerveza dada su efectividad.
Tras el hervido del primer mosto, se dispone en un amplio depósito y se deja que sean los microorganismos existentes en el ambiente los que lleven a cabo la fermentación. Posteriormente, se pasa la cerveza a unas barricas donde puede llegar a madurar hasta tres años. El resultado es una cerveza potente, sin aditivos y con un intenso sabor amargo como el de las Lambic belgas. La marca Rivertown es una de las más emblemáticas.
Fermentación mixta
Como adivinarás por su nombre, para conseguir esta cerveza se mezclan microorganismos de fermentación baja con otros de fermentación espontánea. También se utilizan los procesos de maduración de ambas opciones para lograr un resultado muy equilibrado.
La Bourgogne des Flandres es un perfecto ejemplo de esta forma de hacer cerveza. De hecho, este tipo de fermentación es siempre sinónimo de la preocupación del cervecero por obtener un producto de excelente calidad.
Clases de cerveza según su grano
Cada uno de estos ingredientes aporta matices gustativos tan interesantes como recomendables para conseguir que la ingesta de estas cervezas se convierta en una experiencia más que recomendable.
Cerveza de cebada
La cebada es el grano más utilizado en la producción de cerveza debido a sus excelentes propiedades para el malteado. Contiene las enzimas necesarias para convertir los almidones en azúcares fermentables, lo que la convierte en la base ideal para la mayoría de las cervezas. Algunos ejemplos son la cerveza Pilsner, la Stout o la Barleywine.
Cerveza de trigo
Por lo general es de fermentación alta para aprovechar al máximo el sabor de este cereal. Se presentan turbias, en muchas ocasiones, denominándose Kristall las filtradas. Los dos tipos más conocidos son Witbier (Bélgica) y Welzenbler (Alemania). Las primeras son más ligeras y ácidas que las segundas. Paulaner o Franziskaner son dos de las marcas más conocidas.
Cerveza de maíz
El maíz se utiliza principalmente como un adjunto en la elaboración de cervezas comerciales más ligeras y económicas, ya que ayuda a suavizar el sabor y hacerlas más refrescantes. A menudo, las cervezas que contienen maíz tienen un cuerpo más ligero. Algunos ejemplos son la American Lager y la Cream Ale.
Cerveza de avena
El uso de copos de avena durante el proceso de fabricación ayuda a retener la densidad de la espuma. La avena aporta un sabor más natural y agradable. En las Oatmeals Stout o la Ambar Avena tienes dos buenos ejemplos.
Cerveza de malta
La malta es cebada mojada que se seca para crear cerveza. Dependiendo de su punto de humedad y de su textura así será la bebida resultante. Se pueden usar distintos tipos de malta para obtener resultados como el logrado por San Miguel Selecta XV, entre otras.
Cerveza de arroz
El arroz, al igual que el maíz, se utiliza como adjunto en cervezas más ligeras. Añade ligereza al cuerpo de la cerveza y reduce su dulzura, lo que da lugar a cervezas refrescantes y fáciles de beber. Es común en muchas cervezas comerciales de estilo asiático.
Cerveza de centeno
El centeno se utiliza en menor medida en la elaboración de cerveza, pero añade un toque especiado y ligeramente seco. Las cervezas que contienen centeno suelen tener un cuerpo más robusto y un sabor más profundo. Algunos ejemplos de estas cervezas son Rye IPA y Roggenbier.
Cerveza de mijo, sorgo y otros granos sin gluten
El mijo y el sorgo son utilizados principalmente en la elaboración de cervezas sin gluten, ya que estos granos no contienen las proteínas que desencadenan intolerancias al gluten. Estas cervezas suelen tener sabores más neutros o ligeramente dulces, pero con menos cuerpo que las cervezas tradicionales.
Clases de cerveza según su color
El color de la cerveza es otra de sus características principales que debes conocer. Además, marca los gustos del cliente e incluso la personalidad de cada empresa cervecera. Ten en cuenta que contar con diferentes tipos de vasos de cerveza permitirá apreciar mejor el color y el sabor de esta bebida. Analizamos los colores más habituales, sus características principales y su influencia en el sabor.
Cerveza rubia
Estas cervezas son las más claras, generalmente de un color dorado pálido o amarillo, y suelen tener un sabor ligero y refrescante. El color claro se debe a las maltas pálidas que se usan en su producción, como la malta Pilsner o Pale. La conocida Estrella Galicia Lager es una de las más logradas.
Cerveza roja o ámbar
Las cervezas de color ámbar o rojo varían entre tonos rojizos, cobre o ámbar. Se logran mediante el uso de maltas ligeramente tostadas o caramelizadas, lo que da lugar a sabores más maltosos y dulces. La Murphy ‘s presenta un equilibrio de sabor que puedes recomendar tranquilamente a tus clientes.
Cerveza tostada
Está entre la roja y la negra, pero mantiene su personalidad. Su color depende del punto de tueste de la malta y de la posterior fermentación. La cerveza 1906 Tostada de Estrella de Galicia es una de las más logradas.
Cerveza negra
Las cervezas negras son las más oscuras de todas, con un color negro opaco. Tienen un perfil de sabor más tostado e incluso amargo, con notas que recuerdan al café, chocolate amargo y, en algunos casos, regaliz. Estas cervezas son ricas en malta tostada y a veces contienen sabores a quemado. La Guinness es la más conocida y la más equilibrada.
El grano, el color y la fermentación son tres factores imprescindibles para conseguir la mejor cerveza posible. Cada uno de estos aspectos marca, de forma directa, el resultado final, por lo que podría ser adecuado apostar por tener una variedad más o menos amplia para trabajar también con el maridaje de la cerveza y las diversas tapas o platos. Convierte esta ancestral bebida en la merecida protagonista de tu propuesta de bebidas.